Etapa quinta |
Día 22 Lunes
Dusambé. Doshan Hotel-Hostel
Tayikistán es el país más pobre de Asia central ya que solo es
cultivable el 6% de su territorio. Es tránsito de droga desde Afganistán a
Europa lo que convierte este tráfico en la principal fuente de ingresos. Por lo
demás es la agricultura y la ganadería lo que parece que vemos en nuestro
itinerario por este país.
Dusambé ya fue capital de Tayikistan y centro algodonero y de
seda en la era soviética. El mercado se celebra los lunes pero hemos llegado
tarde.
El alquiler del coche con conductor ha sido crucial ya que no
hay forma de llegar hasta aquí desde Osh por el corredor Wakan. Omurbek ha
resultado ser un conductor muy bueno, callado, pero muy bueno.
Al no poder coger el avión en Korog volvemos a realquilar los
servicios de East Pamir hasta Dusambé.
Los controles policiales y del ejército se suceden a lo largo del
itinerario que en su primer recorrido sigue el curso del Pamir. Seguimos en su
valle atravesando el territorio más recóndito y montañoso que nunca habíamos
conocido. La pista-carretera a veces nos obsequia con tramos aceptables sobre
todo cuando nos acercamos a un punto de control, para después volver a su mal
estado habitual.
El cierre del aeropuerto nos obliga a un cansado pero, por otra
parte, enriquecedor viaje a través del sur de Tayikistán.
Kalaijun, Unhrak, Shkev,Zghar y Obi Niyob con un paso cerrado de
frontera a Afganistán; poco después dejamos el Pamir y el valle se ensancha
mejorando la carretera, temporalmente claro, ascendiendo por un puerto a la
vista de un precioso valle llamado Bhurobad. Arriba del puerto está Khojagalton
llegando a eso de las 13,45 donde nos tienen 15 minutos en espera en un control
militar.
A las 14,30 comemos los cuatro en Kulob por 140 somonis y sobre
las 18,30 ya estamos en Dusambé. Nos alojamos en el Doshan hotel-hostel que no
tiene mala pinta. Mañana nos espera un largo viaje hasta Samarkanda.
Día 23 Martes
Guest House Minora en Samarkanda.
Hoy pasamos a Uzbekistan. La moneda es el “com uzbeko”. Un euro
son 10.000 “com uzbekos”. No tenemos tiempo de ver detalladamente Dusambé pero
no parece un plato fuerte.
Después de una buena ducha, desayuno y a por Samarkanda.
El joven administrador del Doshan hostel nos pide un taxi (3
euros) para la estación central y le explica que queremos ir a la frontera con
Uzbekistán. El mismo taxista que nos lleva se ofrece a buscarnos otro transporte
para Panjakent a media hora de la frontera. Mientras una nube de taxistas rodea
el coche el taxista negocia un buen precio y escoge un taxista que habla
inglés. Como es un taxi compartido nos ofrece por 20 dólares más el taxi para
nosotros solos hasta la misma frontera con comida y visita a los museos y
enseñarnos la vieja ciudad de Panjakent. Aceptamos y por 40 euros al cambio
cerramos el trato.
En poco tiempo atravesamos el puerto de Anzob a 2570m. de altura
y atravesando un túnel de cinco kilómetros oscuro a más no poder comenzamos a
descender camino de Uzbekistán.
Aquí la cosa cambia a mejor para los turistas. Ni siquiera nos
piden el pasaporte en los controles y para las 11,15 pasamos por la ciudad de
Kishtudak, puerta del distrito de Panjakent.
Panjakent como todo Tayikistán es zona rural pero ésta, ya es más rica y la carretera nos muestra el
estado económico del país en esta comarca fronteriza. Es una zona muy bonita en
esta época del año, con los árboles rojos y verdes y las enormes montañas
nevadas al fondo. Es rica en frutales, huertas y viñedos que producen vino para
exportar sobre todo a Moscú. En casi cuatro horas estamos en Panjakent donde
nuestro chofer, convertido en guía, nos
enseña el mercado, unos yacimientos del S. IV, un taliler de tejidos típicos y
después de comer, el museo histórico local y las excavaciones de Sarazm, un
yacimiento arqueológico patrimonio de la humanidad, pero creo que bastante
desconocido para un europeo corriente como nosotros.
Después de pagar a Halim Valolov ( +99292774-74-34) cuyo teléfono
os pongo por si alguna vez viajáis por esta zona y os interesa contactar con un
buen chofer guía, nos dirigimos a la frontera con Uzbekistán que cruzamos sin
ningún problema. No nos ha mirado las mochilas y encima nos han colado de los
lugareños por ser extranjeros. Parece como si tuvieran orden de ayudar y no
molestar a los turistas.
En el lado de Uzbekistan cambiamos dólares por Com uzbekos y
montamos en el autobús 273 a Samarkanda. 9000 Com uzbekos (0,95). Sí leéis
bien, menos de un euro, tres personas, hora y media de viaje. Eso sí tenéis que
hacer trasbordo en la estación central a media hora del centro de la ciudad y
volver a pagar la terrible cantidad de 2600 Com uzbekos (27 céntimos de euro
los tres) para llegar a destino. 1,23
euros en total por todo el viaje, tres personas.
El guest House Minora en Samarkanda es un sitio limpio, acogedor
y económico que os podemos recomendar sin equivocarnos.
Día 24. Miércoles
Samarkanda
Antes que nada, después desayunar, es necesario asegurar el
viaje de mañana a Buhkara, por lo que nos dirigimos a la estación con pasaporte
en mano para sacar el billete de mañana. Una vez asegurado el transporte, aseguramos
el hospedaje y después ya podemos visitar la monumental ciudad de Samarkanda.
No me voy a enrollar sobre esta histórica ciudad ya que para eso está la Wikipedia
pero sí os diré que los sitios que es indispensable visitar están casi todos en
la plaza del Registán. Allí están las madrasas Ulug Beg, Sher Dor y Tilli Kari,
pero también tenéis que visitar, como no, el mercado y, sobre todo, la
necrópolis de Shah-Il-Zinda a la que se llega andando unos 20 minutos desde la
mezquita Bibi Khanum y si os alejáis dos kilómetros más llegareis al
observatorio de Ulugbek un astrónomo y matemático que inventó el único sextante
que hay de piedra. Este tramo lo recorrimos andando y es bastante feo ya que es
por la orilla de la carretera pero encontramos una puerta abierta donde la
gente estaba de fiesta y nos invitaron a bailar y comer con ellos. La gente es
muy amable y tranquila.
La visita a Samarkanda da para un día de paseo y tiendas. Las
cosas son baratas para el baremo europeo pero enseguida te acostumbras y cometes
la tacañería de regatear medio euro a un taxista y es que no te das cuenta de
que 10.000 Som uzbekos equivalen a un euro que es lo que cobran por unos siete
kilómetros. Ahorrador o rata dice un amigo.
FOTOS
FOTOS
No hay comentarios:
Publicar un comentario