Toubkal 2021
Después del extraño 2020 marcado por la pandemia de la
Covid19, en el que no pudimos movernos demasiado, algunos hemos decidido no
perder más el tiempo en 2021 y retomar nuestra vida viajera en la medida de lo
posible.
Todo empezaba el 6 de agosto con una llamada de mi buen
amigo Katzo que no pude contestar al estar trabajando. Acto seguido recibí este
whatsapp:
[14:02, 6/8/2021] Oskar Katzo: Cuando puedas hablar me
dices. Estoy makinando...
[14:02, 6/8/2021] Ieltxu: 5 minutos
[14:05, 6/8/2021] Oskar Katzo: tienes libre del 24 al 27 de
septiembre?
[14:06, 6/8/2021] Ieltxu: pues en principio sí...
[14:06, 6/8/2021] Oskar Katzo: Hablamos en 5 min que termine
de comer.
[14:07, 6/8/2021] Oskar Katzo: Pero tiene que ver con esto.
[14:07,
6/8/2021] Oskar Katzo: https://es.wikipedia.org/wiki/Monte_Tubqal
Exactamente 23 minutos después, teníamos los vuelos para
irnos a Marruecos 4 días y subir la montaña más alta del país y de todo el
norte de África, el Toubkal, que cuenta con 4167 metros de altura.
Katzo bien sabía que soy un tipo fácil de liar para este
tipo de locuras y que probablemente era el único que iba a tardar unos 2
minutos en mirar la agenda y aceptar el reto, tan solo 2 días después de volver
de Menorca.
Personalmente ha sido la primera vez en la vida que dejo que
otra persona organice el viaje al 100% y es que mi confianza en un viajero como
Katzo es ciega.
Él se encargó de hablar con el buen Hassan, dueño de un
pequeño, pero acogedor hostal en Imlil, pueblo que nos serviría de campo base
para nuestra pequeña aventura montañera, a quien ya conocía de anteriores
estancias en Marruecos.
Después de alguna negociación acordaron el precio de 135
euros por los desplazamientos al aeropuerto, nuestra estancia de 2 noches con
desayuno y cena en el Gité Atlas, un guía que nos acompañaría durante toda la
ruta y una noche en el refugio del Toubkal con sus correspondientes cena y
desayuno.
Un precio más que asequible (por no decir una auténtica
ganga) para una experiencia como es un viaje a otro continente, un cambio
cultural como el que existe entre Europa y Marruecos y la ascensión a una
montaña de más de 4000 metros.
Después de entrenarnos un poco durante las semanas previas a
la expedición y con cierta incertidumbre sobre lo que nos íbamos a encontrar,
puesto que nunca habíamos subido un monte tan alto y no teníamos ni idea sobre
si estaríamos realmente preparados para ello, al fin llegó el 24 de Septiembre
y nos embarcamos hacia Marrakech con enormes ganas de acometer el reto que nos
habíamos planteado.
24 de septiembre de 2021
A las 10am pasa Katzo a recogerme para irme al aeropuerto de
Santander, desde donde nuestro transporte Low Cost con Ryanair nos llevará
hasta Marrakech.
A las 13:00 estamos de camino y el vuelo transcurre sin
incidente alguno después de pasar los pertinentes controles de PCR, Vacuna
Covid y demás trámites ocasionados por la situación actual.
Nos permitimos el lujo de comernos el ya tradicional
bocadillo de hamburguesas con piperrada que sabe a gloria en cada uno de mis
viajes y que a Katzo también parece haberle encantado
2 horas después aterrizamos en el aeropuerto internacional
de Marrakech, donde el transporte acordado con Hassan está esperándonos para
llevarnos directos al Gité Atlas, donde nuestro anfitrión nos espera para
darnos la bienvenida con té y frutos secos, como es tradición en el país.
Son las 16:17 de la tarde y nos encontramos en la terraza
disfrutando del paisaje a nuestros pies. El valle de Imlil es un pequeño oasis
verde entre las montañas de la majestuosa cordillera del Atlas, que es
básicamente un pedregal seco.
Según podemos observar, la mayoría de los árboles son
manzanos y nogales, que parecen ser, junto con el turismo de montaña, el
principal sustento de la región.
Pasamos el resto de la tarde departiendo con Abdul, nuestro
guía, sobre el plan para la ascensión de la mañana siguiente.
A las 7 Hassan nos trae la cena que consiste en el
tradicional cuscús que en los países árabes comen los viernes. Delicioso para
el gusto de un servidor.
El clima es agradable,
aunque al caer el sol refresca repentinamente, así que después de un rato de
sobremesa, decidimos retirarnos para descansar y estar al 100% a la mañana
siguiente. Que nos va a hacer falta!!
A dormir!
25 de septiembre de 2021
Aún no ha amanecido
cuando el muecín con su llamada a la oración anuncia la llegada de un nuevo
día, que para nosotros, se presenta interesante.
Una ducha rápida en el baño del hotel, un desayuno
consistente en pan, tortilla bereber, mermelada, quesitos y abundante mermelada
de cacahuete con Nutella (cómo me gusta disfrutar de estos vicios antes de
hacer deporte!!!!)
Abdul se presenta como un clavo a las 8am para recogernos y
empezar la marcha.
Nos esperan unas 5 horas de marcha hasta el refugio del
Toubkal, fundado por el club de alpinismo francés en 1938.
No fue hasta 1987, cuando fue oficialmente nombrado con su
actual denominación: Toubkal Refuge.
Este alojamiento para montañeros se encuentra a 3207 metros
de altura, en la base de la montaña que se eleva unos 960 por encima.
Un poco de historia:
El Toubkal, fue ascendido por primera vez en 1922 por el High
Atlas Moroccan French Alpine Club y reconocido en ese año como la montaña más
alta del Atlas y de todo el norte del continente africano.
Aunque gran parte del Alto Atlas se compone de rocas
sedimentarias, el macizo del Tubqal es un área de rocas volcánicas, que se han
convertido en crestas alpinas, cortadas por profundos y estrechos valles. Al
sur, la montaña desciende abruptamente durante 1800 metros hasta un pequeño
lago llamado lago de Ifni. Al oeste, el borde de la montaña está marcado por un
paso, el Tizi n'Ouanoums a 3.664 metros
Según nos comentaron dos montañeros Bilbaínos con los que
nos encontramos en el refugio, hasta hace un par de años era posible hacer la
ruta si guía, pero a raíz de un ataque terrorista en el que dos montañeras
europeas fueron asesinadas en 2019, ahora el gobierno marroquí ha impuesto la
obligatoriedad de hacer la ascensión con un guía local.
La subida discurre
sin mayor complicación que el esfuerzo de caminar durante 5 horas.
Buena conversación, alguna broma con nuestro guía Abdul, que
resulta ser un tipo extremadamente agradable y bromista y poco a poco nos vamos
acercando el refugio, que será nuestra meta en la jornada de hoy.
Al cumplir con nuestro objetivo del día, habremos ascendido 1419
metros y recorrido 12kms.
Personalmente me ha parecido un trayecto agradable durante
el que nos hemos cruzado con varios grupos de mulas que suben material al
refugio y pasado 2 checkpoints en los que han revisado nuestra documentación.
El resto de la tarde
transcurre con calma. Unos bokatas bien merecido en el refugio, té y agua en
abundancia para que el cuerpo esté bien hidratado y se aclimate correctamente a
la nada despreciable altura de 3200 metros… todo rodado.
A las 7 nos disponemos a cenar cuanto antes para irnos a la
cama, ya que habrá que levantarse a eso de las 3:30 para desayunar e iniciar la
ascensión a la cima.
La cena se compone de una sopa, pollo y espaguetis. Ninguna
delicatessen, pero servirá coger fuerzas.
Katzo termina con todas las existencias de todos los platos
para asombro de los pijos con los que compartimos mesa que le miran con ojos
como platos! Si es que le matan de hambre al pobre hombre en casa!
Las habitaciones son otro cantar. A nosotros nos toca compartir
cuarto (y casi cama) con una treintena de montañeros eslovacos, checos y alguno
de origen desconocido que no paran de moverse, roncar, encender linternas…
Parece que lo del respeto por el sueño de los demás es algo que se les escapa.
Yo gracias a mis cascos con reducción de ruido, al menos
puedo disfrutar de una burbuja de silencio en la que apenas escucho los
ronquidos y pedos del malhumorado francés de al lado, que para colmo no dejaba
de quejarse de que otros le molestaban!!!!
26 de septiembre de 2021
3:00am. Yo no aguanto más! Aquí no hay quien duerma!!
El francés de al lado no deja de apestar el garito! Y como
estas literas tienen unos 60cms de ancho, no tengo posibilidad de fuga.
Me voy levantando para ponerme unas tiritas en los pies, ver
el tiempo que hace para planear lo que subo a la cumbre y ahorrar el máximo
peso posible… y por qué no, disfrutar de la relativa paz del abarrotado refugio
mientras todo el mundo duerme, tan solo perturbada por alguna tos y algún
ronquido procedente de las habitaciones.
A eso de las 3:30 subo de nuevo a la habitación para dejar
mis cosas recogidas y veo que Katzo ya está en movimiento.
Desayuno consistente en té o café y pan con abundante
Nutella para coger energía y a eso de las 4:30 emprendemos el camino a la
cumbre.
Nunca había subido un monte tan de noche tan de noche y la
verdad es que me ha resultado una experiencia satisfactoria. Ir concentrado tan
solo en el camino, tus pasos y tu respiración.
Una lástima que, debido al intenso frío, el frontal dejó de
funcionar al poco de salir del refugio tuve que usar la linterna del móvil
durante todo el recorrido.
Debido a este ligero contratiempo terminamos saliendo los
últimos, aunque poco a poco vamos adelantando a grupos de gente en nuestra progresión
hacia la cima.
Katzo parece una de esas bolsas de patatas que cuando las
subes a un avión… y claro, por algún sitio tiene que despachar el gas el
hombre! No he visto cosa igual! Un auténtico avión a reacción!
El ascenso transcurre sin prisa entre gases y algún grupo de
domingueros escuchando reggaetón, pero sin apenas pausa durante 2 horas y
media, cuando al fin hacemos cumbre justo para ver el amanecer a las 7:17
minutos de la mañana!
Las vistas desde arriba son impresionantes. Además de la
cordillera del Atlas, puede alcanzarse a ver el mar por un lado y las dunas del
Sahara por el otro.
Aprovechamos para sacar las fotos de rigor, comernos una
merecida palmera de chocolate que habíamos comprado el día antes en Hoznayo.
A pesar de las preciosas
vistas, el intenso frío nos hace inciar el descenso tan solo unos 45 minutos
después de llegar a la cima. Abdul y yo vamos delante y de repente nos damos
cuenta de que Katzo no nos sigue.
Resulta que está a tope de
adrenalina sacando fotos y escuchando música!!!
Yo me noto con fuerzas y mi
rodilla no me duele ni lo más mínimo con lo que, como me gusta hacer el cabra
echo a correr ladera abajo saltando piedras y derrapando en las partes de grijo
suelto.
He de decir que a pesar de
que el cansancio iba aumentando, disfruté la bajada como un niño pequeño
sorteando a los últimos grupos que subían y saltando de piedra en piedra
durante una hora y media.
Media hora después de mi llegada al refugio, aparecen por
allí Katzo y Abdul que bajaban a un ritmo más propio de humanos que de animales
de 4 patas.
Un rato de descanso y charla con los dos nuevos amigos
Bilbaínos que habíamos conocido la tarde anterior en el refugio y proseguimos
hasta Imlil a paso lento pero firme, ya que las articulaciones de uno y los
dedos de los píes del otro empiezan a acusar el cansancio.
He de decir que estos últimos 12kms de bajada se me hicieron
bastante más largos que el resto ya que tardamos 4 horas 27 minutos en
recorrerlos.
A las 15:00 llegamos de nuevo al Gité Atlas, cansados pero
con la enorme satisfacción de haber cumplido un reto.
Hassan nos prepara un té y pasamos un buen rato charlando
con Abdul acerca de sus experiencias como guía.
Cuando dan las 7 Hassan nos trae una vasija de barro con el
esperado tajín, que supondrá nuestra última cena en la región del Atlas
27 de septiembre de 2021
Como no es de sorprender, hemos dormido desde las 8 de la
tarde hasta casi las 6 de la mañana en un sueño bastante reparador y merecido.
Nos disponemos a disfrutar de nuestro último desayuno e ir
al encuentro de nuestro transporte al aeropuerto.
Antes de despedirnos definitivamente de Marruecos,
disfrutamos de unas lentejas, alubias y garbanzos en un tugurio local en el que
mi compañero de viaje acostumbra a almorzar antes de coger el avión.
A las 15:00 partirá el avión que nos llevará de vuelta
Santander, donde llegaremos a las 18:00 algo cansados, pero con una sonrisa de
oreja a oreja.
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